Si el Estatuto de Autonomía hubiera declarado el 4 de diciembre "Día de Andalucía" nos habría quedado un último mes del año lleno de fechas festivas, del principio al final y el puente de la constitución y la Inmaculada se habría convertido en el acueducto más grande de Europa. Motivos no faltaban para declarar esta fecha como un día especial. Al final se optó por el 28 de febrero, que no es ni mejor ni peor. lo importante es que de vez en cuando los pueblos reflexionen sobre si mismos.
El 4 de diciembre de 1977 más de dos millones de andaluces salían a la calle para pedir una autonomía para su tierra. Ese día, en Málaga, la policía mató a José Manuel García Caparrós, un joven trabajador de la fábrica de cervezas Victoria y miembro de CC.OO. que había acudido, como tantos otros, a pedir mayor autogobierno para Andalucía. Caparrós no era un dirigente destacado ni un pensador de discursos brillantes, pero terminó dando su vida por Andalucía y ese hecho lo ha elevado, para muchos, a la categoría de mártir a la altura de Blas Infante. Los andaluces tenemos por tanto dos días para pensar en nosotros mismos.
Sin entrar, por ahora, en esas reflexiones, lo importante es que se trata de una jornada en la que todos los andaluces debieran pensar en su capacidad para lograr objetivos comunes si se permanece unido. El valor de ser una sola voz que es capaz de gritar, al unísono, cuando quiere decir algo. Esa capacidad que nos da el hecho de ser la comunidad autónoma con mayor población del país debería ser usada para reivindicar un mayor protagonismo en las decisiones y en las políticas se desarrollen en el conjunto del Estado. Somos muchos, si trabajamos juntos, quizás logremos cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario