Las encuestas electorales predicen el pasado. Nos dan una foto imposible de contrastar en el momento y que puede no asemejarse en nada a los resultados finales. Cabrearse,;o decir que no sirven para nada; o que están hechas mal; o que todas fallan, es tan infantil como inexacto. Las encuestas responden a un momento y las elecciones, son otro.
Es lo mismo que hacerte una foto un día y pretender que tres semanas después estemos igual. Pues no. Quizás nos hayamos cortado el pelo; o nos haya crecido; o simplemente estemos de mejor o peor humor; o hayamos cogido unos kilitos. Somos los mismos, pero ya no somos iguales.
Pues en las encuestas pasa lo mismo. Hoy pensamos una cosa y es lo que sale en la foto, pero quizás en dos semanas pensamos otra y la imagen final no es la que teníamos antes. No es que la encuesta haya fallado, es que hemos cambiado de opinión.
Es cierto que hay variaciones muy grandes de unas a otras; que hay estimaciones que "huelen" a interés editorial de quien la publica, pero en general suelen ser fiel reflejo del momento en el que se realiza. Conozco a empresas y gente que las hace y en general suelen ser personas y compañías muy serias y metódicas en sus trabajos.
Hoy he leído muchas quejas por la encuesta del CIS y los resultados que arroja. No sé si serán iguales a los del 10N, yo creo que no. Esa foto se ha quedado antigua porque está hecha antes de conocerse la sentencia del "procés" y de la exhumación de Franco. Y se trata de dos acontecimientos demasiado grandes como para que el voto de la gente no cambie. ¿Eso invalida la muestra? En mi opinión, no. Hay quien dice que habría que haberse esperado a que se produjeran estos dos hechos para realizar el trabajo de campo, pero todos los técnicos m
e dicen que no habría dado tiempo a tenerla lista. (son más de 17.000 entrevistas).
Si el 10N los resultados en las elecciones generales son diferentes a los que ofrece el CIS, o alguno de los periódicos estos días, no será, SOLO, por la intencionalidad política de quien las publica, será porque la foto se habrá quedado anticuada, en una época, además, en la que a los españoles nos encanta cambiar de peinado y de ropa casi cada día. Y es que no sabemos qué ponernos.